¿A quién no le gustan las manualidades? Es cierto que algunos de nosotros diríamos que no, porque somos algo más “torpes”, pero siempre he creído que a los chicos y chicas les gusta, en el aprendizaje del latín, que haya elementos prácticos (y no sólo me refiero a la traducción de textos o a hacer ejercicios).
El departamento de Latín (y griego) y el de Lengua Castellana siempre han estado muy unidos. Quizás porque ambas son lenguas romances, o porque la una deriva de la otra, o porque, sencillamente, nos llevamos muy bien entre compañeros.
Con la excusa de la semana de Carnaval, algunos de nosotros decidimos que podíamos ir disfrazados de romanos o de griegos. Incluso les enseñé cómo “hacerse una toga casera” con una simple sábana blanca. Y para muestra, un botón
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