El viernes 14 de mayo celebramos el acto de graduación de 2º Bachillerato.
Primero de todo quiero pediros disculpas a vosotros y al equipo directivo, si he dado la impresión de aceptar esta tarea con desgana. No era eso, ni mucho menos. Simplemente, no me siento cómodo en las despedidas y no quería que mi yo melancólico, se apoderase del discurso y desluciese la ocasión. Por ello, decidí darles a estas palabras, un carácter distinto y más distendido. Espero haberlo logrado.
Esta ceremonia no deja de ser un rito de paso, pues marca, de forma simbólica, un hito en vuestra trayectoria vital. Es por ello, que procede una reflexión echando la vista al pasado y, sobre todo, hacia el futuro.
Respecto al primero, espero que el ejemplo, que no el discurso, de los que aquí os hemos tratado os haya sido inspirador. Tened siempre presente que la incomodidad que nos producen los retos, lo que no conocemos, las ideas que no concuerdan con las nuestras, nos ayuda a ser mejores personas. “Sapere aude”, atrévete a saber, usa tu propia razón. En ese sentido, espero que os hayamos incomodado, cuanto más mejor.
Pero ahora debéis, debemos, mirar al futuro, y aquí es donde centraré mi breve discurso. ¿Qué podemos esperar del futuro? y ¿con qué actitud encararlo? Voy a intentar responder con el lenguaje de la sabiduría que heredamos de las generaciones que nos precedieron y con el de las generaciones presentes: un texto, dos canciones y una serie de televisión.
Responderán a la primera pregunta, palabras muy sabias, escritas hace unos tres mil años, pero siempre actuales:
Eclesiastés, 3
1. Todo tiene su momento, y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo.
2. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado.
3. tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
4.tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de lamentarse, y tiempo de danzar;
5. tiempo de esparcir las piedras, y tiempo de amontonarlas; tiempo de abrazarse, y tiempo de separarse.
6. tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de tirar;
7. tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;.
8. tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
En la década de los sesenta del siglo pasado, el cantautor norteamericano, Pete Seager adaptó y musicalizó estas palabras. Unos años después The Byrds, hizo esta excelente versión.
Debemos vivir la vida adaptándonos a todas las circunstancias que se nos vayan presentando, que serán muchas y variadas. En esa capacidad de adaptarse radican, según muchos estudiosos, la naturaleza de la inteligencia, lo que nos hace humanos.
Todos esos cambios, los debemos afrontar con todo nuestro ser, con inteligencia, con el corazón... Como canta Miguel Ríos: “A pleno pulmón”
Llega el momento de la despedida. En una serie muy importante en la historia de ese género televisivo, un personaje despedía siempre a sus subordinados con unas palabras, que creo adecuadas a esta circunstancia.
En mi nombre y en el de todos los que trabajamos en el instituto: Buena suerte, y tened cuidado ahí fuera.
Discurso de despedida de D. Juan Carlos Duce jefe de deparatamento de Geografía e Historia
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